Entradas con la categoría ‘Ciencia y sociedad’

Cambio de servidor de Ciencia Kanija

jueves, 22 diciembre 2016

Repasando entradas antiguas de esta bitácora, me encuentro con una mala noticia. La bitácora Ciencia Kanija desaparece. Era una buena bitácora relacionada con la ciencia, pero el autor, después de muchos años de mantenerla, la abandona. Cuando deje de pagar el registro del dominio, la web actual desparecerá.

En una iniciativa que le honra, ha transferido todos los artículos a una bitácora gratuita de WordPress, que no actualizará, pero donde se mantendrán todos los artículos que la bitácora fue publicando a lo largo de los años. El vínculo es el siguiente:

https://cienciakanija.wordpress.com/

Es una pena que bitácoras sobre divulgación científica, que tan necesarias son, cierren, pero a muchos proyectos en Internet les sucede eso. Al menos, como ya he dicho, la información no se perderá.

Gracias por todo Manuel Hermán (alias Kanijo) y mucha suerte en tus nuevos proyectos.

Asociación Astroinnova

sábado, 18 mayo 2013

Una entrada breve para indicaros la página web de la asociación Astroinnova:

Web de la asociación Astroinnova.

Se trata de una asociación española dedicada a divulgar las ciencias del espacio y a desarrollar pequeñas misiones espaciales por medio de globos-sonda. Uno de los instrumentos del proyecto Sunrise es obra de esta asociación, y es la primera vez que un grupo de aficionados participa en un proyecto astronáutico internacional.

Debería haber muchas más asociaciones de esta clase.

 

 

¿Quieres viajar a Marte para no volver?

viernes, 19 abril 2013

Hoy hablo de una iniciativa, cuando menos, curiosa. Tanto que parece una broma aunque, según los vínculos que incluiré en esta entrada, va en serio. Existe una institución sin ánimo de lucro denominada Mars One, cuyo objetivo es crear una colonia habitada permanente en Marte hacia el año 2023.

El primer paso, sería crear las viviendas; hasta ahí todo normal. Pero el segundo sería llevar allí a gente que sólo podría ir a Marte, pero jamás podría regresar. Según dicen los mismos responsables del proyecto, en este artículo, las personas que afrontaran siete u ocho meses de viaje hasta el Planeta Rojo, y luego pasaran varios años allí, en un planeta cuya gravedad es más o menos un tercio de la terrestre, sufrirían de descalcificación y de pérdida de masa muscular en tal proporción que ya no podrían sostenerse sobre la superficie de la Tierra. O sea, que los colonos que viajaran hasta Marte ya no podrían regresar.

Personalmente, el objetivo me parece muy ambicioso. En tan solo nueve años, no creo que se pueda diseñar un cohete que lleve a cuatro personas a Marte. Es cierto que nunca se ha considerado en serio la posibilidad de un viaje tripulado sólo de ida. De esta manera, las cosas son mucho más fáciles: se necesita menos de la mitad de combustible, víveres, aire y agua, así que una nave interplanetaria tripulada donde sólo se hace el viaje de ida sería mucho más fácil de construir.

Lo que sí es verdad es que la tecnología actual permite este proyecto. Y lo más llamativo de la iniciativa es que la llevarán a cabo empresas privadas; no se preve la participación de ninguna agencia espacial pública.

Una cuestión más sobre la que preguntarse. ¿De qué viviría una colonia terrestre en Marte? Esto es, ¿cómo sería su economía? Los colonos deberían ser autosuficientes, lo cual es posible, ya que en Marte hay agua y llega la luz del sol. Se podrían crear granjas inmensas que alimentaran a los colonos, ya que sitio libre hay mucho. Podrían intercambiar recursos materiales (que tendrían que ser metales muy valiosos, por los costes de transporte) por productos manufacturados de la Tierra (ordenadores, etc…), ser sede de determinados experimentos científicos.

Da para especular un buen rato.

Un café-coloquio con la ministra de innovación

lunes, 16 noviembre 2009

Como ya he contado en otro sitio, el jueves cinco de noviembre asistí a un acto que tuvo lugar en una localidad vecina a la mía, a la que acudía la responsable del Ministerio de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia. La ministra había venido a presidir la VII reunión del Club Málaga Valley, y a visitar el Parque Tecnológico de Andalucía. El acto tuvo lugar por la tarde, después de la asistencia de la dirigente a ambas instituciones. En teoría, se trataba de un «café-coloquio», algo que parecía bastante interesante; no todos los días se puede participar en un debate abierto con un alto cargo…

Desgraciadamente, no saqué muchas cosas en claro en la reunión. Empezaré a describirla. El acto tuvo lugar en el CIO de Mijas (Centro Andaluz de Formación Integral de las Industrias del Ocio). La ministra llegó unos 45 minutos tarde, cosa que no era de extrañar porque venía de varios actos más, y siempre hay retrasos que se van acumulando. Después, el café coloquio no fue tal. Hubo café, y dulces, pero no coloquio. La ministra dio un discurso político, lo que es bastante normal, en el que tuve la sensación de que regía un país que no era España, lo que ya no me pareció tan lógico.

Decía que España era ya una potencia científica mundial. Se trataba del noveno país en producción científica y su nivel científico ya había alcanzado a su nivel económico. El único problema era, ahora, la investigación privada, ya que la pública era equivalente a la de países avanzados de nuestro entorno. Lamentablemente, si eso es así, ¿por qué la mayoría de las personas que conozco dedicadas a la ciencia tienen la sensación de que la investigación en nuestro país no tiene futuro? ¿Por qué hay tantos y tantos «estudiantes» de postdoc rifándose becas y contratos, sin la esperanza la mayoría de un futuro profesional salvo que emigren? Bien… la cosa funciona así. España es el noveno país del mundo en número de artículos publicados en revistas especializadas, pero, más importante que el número, en lo que respecta a compararnos con otros países, es lo que se denomina índice de impacto de las publicaciones, o sea, el número de veces que una publicación es citada en otros trabajos (aproximadamente). El índice de impacto de las publicaciones españolas es mucho más bajo que la media de otros países de nivel científico similar. Además, el índice de patentes producidas por la ciencia española es anormalmente bajo lo que, en muchos casos (en otros no) indica que no se hacen estudios del todo relevantes. Hay investigaciones de mucha calidad que no pueden dar lugar a patentes, pero hay otras en que conseguir una patente es, por así decirlo, haber subido un peldaño en el escalafón, haber realizado una investigación de mayor profundidad y calidad. Así que no estoy de acuerdo; nuestro nivel científico sigue siendo muy bajo en comparación a la potencia económica del país. Se hace mucha investigación, pero siempre a remolque de otros países, y no porque no haya buenos científicos aquí, sino porque tienen que preocuparse de cosas como de conseguir otro contrato antes de que les venza el actual, de encajar rechazos y denegaciones de becas y plazas… Muchos se van, y no vuelven.

Lo segundo que dijo es que la inversión en innovación no disminuía, sino que aumentaba. Nuevamente es cierto, pero con matices. Hay dos tipos de inversión en innovación: a fondo perdido y por préstamos. Para hacernos una idea, si el año pasado había 80 a fondo perdido y 20 para préstamos, este año hay 60 a fondo perdido y 60 para préstamos. Claro, la inversión es de 120 frente a 100, pero para la mayoría de la ciencia básica, donde los científicos no pueden devolver un préstamo porque un laboratorio de investigación básica no genera ingresos, no vale. Para cierto tipo de empresas sí, con lo que, en la práctica, a la ciencia básica se la está castigando aún más.

El problema está en que el tejido empresarial español no puede asumir un aumento del coste de la I+D+i, por razones que explicaré en otra entrada…

La ciencia española no necesita tijeras

miércoles, 7 octubre 2009

Los presupuestos que el gobierno ha presentado para el año 2010 contienen algo que, a mi juicio, es más revelador y más erróneo aún que subirle los impuestos a un pueblo asfixiado por la crisis. Se han realizado recortes presupuestarios en muchas partidas y ministerios, que llegan un poco tarde en mi opinión, y el dato significativo es que el ministerio que más recortes sufre, un 15% (aunque en el borrador el recorte era el 37%, que una barbaridad aún mayor) es el Ministerio de Ciencia e Innovación. Ya, a lo largo del año en curso, los mayores recortes presupuestarios se han cebado con este ministerio que, teóricamente, era el encargado de coordinar el tan manido “cambio de modelo económico”. Más información en este enlace.

De este ministerio depende la financiación de la investigación científica en España, aparte de las ayudas públicas a programas de I+D+i, con lo que el hecho de que este ministerio sufra el mayor recorte de todos resulta muy indicativo de que la investigación científica es, para el Estado, una especie de “lujo” del que se puede prescindir cuando sea menester. Todos estamos de acuerdo en que los ingresos del Estado han disminuido, que hay que recortar gastos, pero, precisamente, traduciendo libremente el dicho latino: la verdadera amistad se demuestra cuando las cosas van mal. Y esto es lo que pienso peor del caso, más que el recorte.

España tiene unas infraestructuras de investigación científica de una calidad muy inferior a su nivel económico. El nivel investigador de nuestro país está por debajo del de países más pobres y más pequeños. Hace años, solíamos hablar de esto haciendo cocientes. Esto es, se decía que el organismo francés equivalente al CSIC español tenía en nómina diez veces más científicos que éste. ¿Es Francia en población o PIB diez veces España? No, ¿verdad? Asimismo, se decía que el número de científicos en España era el doble que el que hay en Portugal. Pero es que en población, España tiene cuatro veces la de Portugal. En proporción, el sistema científico portugués es bastante mayor que el español. Pero, el gran problema es que un país como el nuestro, en que, aunque a los “mileuristas” nos parezca increíble, ya no puede competir como antaño con precios y salarios bajos, la única salida que nos quedaba para mantener nuestro “status” económico era la innovación, la investigación científica, y todo lo que eso conlleva. Y el gobierno es lo primero que sacrifica. Con la gracia añadida, además, de que a diferentes responsables públicos se le oyeron frases como “hay que cambiar el modelo económico” o “investigar es trabajar”.

Dicen por ahí que este recorte no va a afectar a los proyectos, y que se van a mantener o a ampliar las becas de investigación. El problema está en que el dinero para becas o investigación era ya el mínimo que permitía el funcionamiento. A mí no me salen las cuentas. Si los organismos de investigación no podían desarrollar su trabajo plenamente debido a los problemas presupuestarios y, ahora, bajo los presupuestos hasta un 26%, como ha sufrido el CIEMAT, y sigo necesitando pagar sueldos, electricidad, renovar y reparar equipos de medida, gastar en materiales fungibles… ¿cómo es posible hacerlo sin despedir a nadie y cancelar proyectos? Si hasta la NASA, cuando le recortan el presupuesto, tiene que cancelar proyectos y echar a gente a la calle… ¿vamos a ser nosotros mejores? Sí, dirán que los becarios actuales cobrarán su beca hasta el final, pero luego no se les renueva y no entran nuevos que, a fin de cuentas, es lo mismo que reducir plantilla.

Este problema de la investigación en España es algo que me ha tocado siempre muy de cerca, y puedo asegurar que desde hace 15 o 20 años las cosas siguen igual de mal. Bueno, con una excepción. Ha sido un avance enorme que un becario predoctoral, de cuatro años que pase trabajando, esté dado de alta en la Seguridad Social los dos últimos. Antes, era perfectamente posible estar nueve años trabajando en exclusividad (las becarios no cotizan a la Seguridad Social, pero tienen prohibido que les contrate una empresa, por ejemplo), sin haber cotizado ni un solo día. Y, por supuesto, que a los nueve años te dijeran que no hay financiación y a la calle. Y te ves con más de treinta años sin paro y sin experiencia laboral demostrable. Pues bien, el Estado les va a recortar los salarios a este sector que ya está mucho más desprotegido que el resto de trabajadores. Porque en una empresa privada, tener a la gente sin dar de alta es ilegal.

Por todas estas razones, y muchas más en las que no quiero entrar para no extenderme (por ejemplo, que se maquillen los datos nefastos metiendo la investigación militar, cosa que no hacen otros países, o que se presuma de que la ciencia española es buena porque científicos españoles hacen grandes cosas en Suiza, Alemania, EEUU… como si esos países fueran colonias nuestras), me he unido a esta iniciativa: La ciencia española no necesita tijeras. No a que la ciencia española sea la que pague la crisis.

Lo digo siempre. A grandes rasgos, sólo hay dos modelos económicos posibles: el basado en la innovación, en crear productos mejores que los de la competencia, vender caro y, como es natural, pagar sueldos decentes a trabajadores muy cualificados (en realidad, vender caro y pagar bien suele estar relacionado, porque si a grandes profesionales les pagas una miseria se te van al extranjero). El segundo es el de tener sueldos bajos y hacer lo mismo que los demás, pero más barato. Sin ciencia ni innovación el modelo económico que nos queda es el segundo. No quiero que ese sea el futuro de mis hijos, si es que los tengo. Que si alguno salga con inquietudes científicas no tenga que elegir entre su familia o su vocación.

Por todo eso: no a los recortes en I+D+i